Vivimos en una sociedad que ambientalmente se mueve y funciona en base a los miedos. Miedo al que dirán, miedo a perder el trabajo, miedo a fracasar, miedo a tener hijos, miedo a no tenerlos, miedo a estudiar, miedo a no estudiar, miedo a no ser aceptados, miedos, miedos y más miedos...
Es como que "alguien" se ocupara de que por una u otra razón siempre vivamos traspasados por el miedo.
No importa si hay o no razones o fundamentos para este miedo, existe una especie de "sensación térmica" en relación al miedo que hace que todos, de una u otra forma, seamos permeados por el.
Como seres humanos, parte de nuestra biología más profunda, hace que reaccionemos a estos miedos de manera subconciente y esta reacción biológica de supervivencia hace que busquemos modos y maneras de enfrentar este "peligro" o simplemente huir de él.
No nos detenemos ni un momento para reflexionar, ni un momento para hacer un alto al camino y ponderar tal o cual reacción o lo que es mejor, evitar la reacción instintiva y simplemente dejar que nuestras emociones - dirigidas por la razón - actúen en consonancia con lo mejor de nosotros mismos.
No nos damos tiempo para "sentir" nuestro cuerpo, para modular las señales que nuestro vehículo corporal nos envía y actuar en consecuencia, no. Simplemente reaccionamos con nuestro "piloto automático" y seguimos en nuestra senda del miedo.
Pareciera que se nos olvidara el mandato de Yoshua Emmanuel "no tengais miedo" (Mateo 28, 10).... condición básica para comenzar a actuar como seres humanos.
Es como que "alguien" se ocupara de que por una u otra razón siempre vivamos traspasados por el miedo.
No importa si hay o no razones o fundamentos para este miedo, existe una especie de "sensación térmica" en relación al miedo que hace que todos, de una u otra forma, seamos permeados por el.
Como seres humanos, parte de nuestra biología más profunda, hace que reaccionemos a estos miedos de manera subconciente y esta reacción biológica de supervivencia hace que busquemos modos y maneras de enfrentar este "peligro" o simplemente huir de él.
No nos detenemos ni un momento para reflexionar, ni un momento para hacer un alto al camino y ponderar tal o cual reacción o lo que es mejor, evitar la reacción instintiva y simplemente dejar que nuestras emociones - dirigidas por la razón - actúen en consonancia con lo mejor de nosotros mismos.
No nos damos tiempo para "sentir" nuestro cuerpo, para modular las señales que nuestro vehículo corporal nos envía y actuar en consecuencia, no. Simplemente reaccionamos con nuestro "piloto automático" y seguimos en nuestra senda del miedo.
Pareciera que se nos olvidara el mandato de Yoshua Emmanuel "no tengais miedo" (Mateo 28, 10).... condición básica para comenzar a actuar como seres humanos.
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