Cada vez que decimos, o pensamos, o vivimos bajo premisas o parámetros negativos, estamos minando nuestras potencialidades y capacidades en todos los ordenes, ya sea de forma directa - lo que es medible y ponderable -, como de forma indirecta que no siempre es conciente y por lo mismo, las más de las veces pasa inadvertida para nosotros.
Cuando usamos frases tales como: "yo fracasé", "es mi culpa", "yo no soy capáz", "yo no soy un profesional" o lo que sea que digamos para explicarnos algo que no nos haya funcionado, debemos entender que estas palabras van con una carga emocional importante - las más de las veces con connotaciones negativas - y además al decirlas, reafirmamos estas circunstancias como si fueran hechos permanentes e inamovibles.
Claramente podemos cometer errores y algunos bastante grandes, pero eso no significa que seamos nosotros el error, nosotros "cometemos" el error.
Nosotros podemos causar algo y de eso seremos responsables, pero eso no significa que seamos culpables.
Esta simple distinción entre responsabilidad y culpa es fundamental. Cuando hablamos de responsabilidad hablamos de libertad y conciencia, pero cuando hablamos de culpa hablamos de juicio y castigo.
Detrás de estas ideas (juicio y castigo) subyace la idea de un Dios castigador y conceptos como cielo e infierno tan arraigados en nuestra forma de pensar humanas. Estamos en la dualidad y tenderemos a pensar y ver la realidad de forma dual.
Libertad y conciencia nos llevan a la comprensión del amor, en cambio juicio y castigo nos llevan a la comprensión del poder-fuerza.
Recuerden que cuando los fariseos le llevaron a Yoshua Emmanuel a la mujer adúltera -la que según la Ley mosaica debía morir apedreada (el juicio y castigo ya estaba hecho por Ley) - para que dijera él, al que todos llamaban maestro, si correspondía o no castigarla por su "pecado" de acuerdo a la Ley (era la trampa que le intentaban poner). Yoshua Emmanuel les dice algo simple y concreto y apuntando directamente a la libertad y la conciencia... el que esté libre de pecado, que lance la primera piedra. (Juan 8, 1-11)
Es necesario entonces poner atención a lo que decimos, pensamos y vivimos a ver si estamos actuando en libertad y conciencia o si estamos enjuiciándo-NOS y castigándo-NOS.
Cuando usamos frases tales como: "yo fracasé", "es mi culpa", "yo no soy capáz", "yo no soy un profesional" o lo que sea que digamos para explicarnos algo que no nos haya funcionado, debemos entender que estas palabras van con una carga emocional importante - las más de las veces con connotaciones negativas - y además al decirlas, reafirmamos estas circunstancias como si fueran hechos permanentes e inamovibles.
Claramente podemos cometer errores y algunos bastante grandes, pero eso no significa que seamos nosotros el error, nosotros "cometemos" el error.
Nosotros podemos causar algo y de eso seremos responsables, pero eso no significa que seamos culpables.
Esta simple distinción entre responsabilidad y culpa es fundamental. Cuando hablamos de responsabilidad hablamos de libertad y conciencia, pero cuando hablamos de culpa hablamos de juicio y castigo.
Detrás de estas ideas (juicio y castigo) subyace la idea de un Dios castigador y conceptos como cielo e infierno tan arraigados en nuestra forma de pensar humanas. Estamos en la dualidad y tenderemos a pensar y ver la realidad de forma dual.
Libertad y conciencia nos llevan a la comprensión del amor, en cambio juicio y castigo nos llevan a la comprensión del poder-fuerza.
Recuerden que cuando los fariseos le llevaron a Yoshua Emmanuel a la mujer adúltera -la que según la Ley mosaica debía morir apedreada (el juicio y castigo ya estaba hecho por Ley) - para que dijera él, al que todos llamaban maestro, si correspondía o no castigarla por su "pecado" de acuerdo a la Ley (era la trampa que le intentaban poner). Yoshua Emmanuel les dice algo simple y concreto y apuntando directamente a la libertad y la conciencia... el que esté libre de pecado, que lance la primera piedra. (Juan 8, 1-11)
Es necesario entonces poner atención a lo que decimos, pensamos y vivimos a ver si estamos actuando en libertad y conciencia o si estamos enjuiciándo-NOS y castigándo-NOS.
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