El auto-conocimiento implica un permanente estado de atención a nosotros mismos.
Implica el observar-NOS y escuchar-NOS a diario.
Este estado de atención, nos exigirá tomar una cierta distancia de nosotros mismos a efectos de poder realizar esta observación y esta escucha. No con el ánimo de culpa-castigo, sino que con el ánimo de conocernos y darnos cuenta de nuestras coherencias e incoherencias, pero sin caer en los juicios de valor.
Con esto claro, podremos verificar si efectivamente nuestras acciones (pensamientos, palabras y obras) están alineadas con nuestros sentimientos y pensamientos más puros y claros, aquellos que fluyen de lo más profundo de nuestro ser, o si definitivamente, tenemos una brecha (una distancia entre uno y otro).
Esta constatación de nuestra alineación interna y de nuestras brechas, permitiran orientar mejor nuestro permanente trabajo de alineamiento, de reestructuración de metas, de cambios de metodologías, de adecuación de procesos, etc...
Este procedimiento será una útil herramienta, aunque no la única ni la mejor - esto dependerá de cada uno de nosotros y de nuestra práctica en este simple ejercicio - y la perseverancia en su manejo, producirá resultados reales y tangibles en la mejoría de nuestro ser en forma íntegra.
Yoshua Emmanuel nos decía sobre este trabajo de auto-conocimiento: "...buscad primero el Reino de Dios y su justicia y todo lo demás se os dará por añadidura..." (Mateo 6, 33)
No nos olvidemos que el Reino de Dios ya está aquí y que nosotros somos parte fundamental en ello.
Implica el observar-NOS y escuchar-NOS a diario.
Este estado de atención, nos exigirá tomar una cierta distancia de nosotros mismos a efectos de poder realizar esta observación y esta escucha. No con el ánimo de culpa-castigo, sino que con el ánimo de conocernos y darnos cuenta de nuestras coherencias e incoherencias, pero sin caer en los juicios de valor.
Con esto claro, podremos verificar si efectivamente nuestras acciones (pensamientos, palabras y obras) están alineadas con nuestros sentimientos y pensamientos más puros y claros, aquellos que fluyen de lo más profundo de nuestro ser, o si definitivamente, tenemos una brecha (una distancia entre uno y otro).
Esta constatación de nuestra alineación interna y de nuestras brechas, permitiran orientar mejor nuestro permanente trabajo de alineamiento, de reestructuración de metas, de cambios de metodologías, de adecuación de procesos, etc...
Este procedimiento será una útil herramienta, aunque no la única ni la mejor - esto dependerá de cada uno de nosotros y de nuestra práctica en este simple ejercicio - y la perseverancia en su manejo, producirá resultados reales y tangibles en la mejoría de nuestro ser en forma íntegra.
Yoshua Emmanuel nos decía sobre este trabajo de auto-conocimiento: "...buscad primero el Reino de Dios y su justicia y todo lo demás se os dará por añadidura..." (Mateo 6, 33)
No nos olvidemos que el Reino de Dios ya está aquí y que nosotros somos parte fundamental en ello.
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