lunes, 12 de enero de 2009

CONCIENCIA Y MICROCOSMOS


En nuestras reflexiones, constantemente nos estamos refiriendo a la CONCIENCIA, la importancia de estar en conciencia, de tener conciencia, de vivir concientemente, etc...

Ya que es posible cometer el error de asumir que cuando utilizamos la palabra conciencia TODOS entendemos lo mismo o al menos algo similar, intentaremos darle luz al concepto.

CONCIENCIA (del latín conscientia), significa literalmente "con conocimiento" (cum scientia).

En el caso de nosotros, los HOMO SAPIENS, tener conciencia o estar en ella, implica varios procesos cognitivos que se interrelacionan entre sí y dados estos procesos, nos reconocemos poseedores de características, atributos y ser sujetos de los mismos.

Estar en conciencia entonces es tener la capacidad de observar mis actos, mis decires, mis pensamientos como si estuviera fuera de mí mismo, como si fuera un observador externo y tomara nota de lo que hago, del como me comporto conmigo mismo, con los demás y con mi entorno.

Para esto, es necesario ir al centro de mí mismo y ponderar diariamente mis acciones de forma de generar conocimiento experiencial, condición de la formación de la conciencia.

Por experiencia, esto conviene hacerlo a diraio con algunas preguntas básicas tales como:

- Qué fué lo que hice o dejé de hacer, dije o dejé de decir....??
- Por qué hice o dejé de hacer, dije o dejé de decir....??

Con estas dos preguntas básicas podemos tener un "cuadro" de lo acontecido y quizás hasta podamos mirar los hechos sin la carga emocional que el hecho en sí nos produjo en su momento (algo así como si miráramos una película).

Luego, una vez clarificado lo sucedido, viene la parte que nos brinda la experiencia, la parte que nos permite, si lo hacemos bien, aprender y avanzar en el conocimiento:

- Para qué hice o dejé de hacer, dije o dejé de decir....??

Esta pregunta es fundamental porque apunta al centro de nosotros mismos y nos obliga, si somos honestos, a buscar la respuesta EN nosotros mismos y no fuera de nosotros, nos obliga a cruzar la puerta del miedo y avanzar en nuestro interior, en nuestro microcosmos.