lunes, 5 de enero de 2009

ALMA Y ESPÍRITU


Muchas veces me han preguntado sobre el significado de dos palabras que llaman a confusión, que llaman a hacer un alto y repensar las cosas y no siempre se logra ver con claridad las diferencias.

Estoy hablando de ALMA y ESPÍRITU.

Quizás por formación religiosa o por el uso común del lenguaje, los asumimos como sinónimos y varias veces se nos han indicado como tales.

Sin embargo ALMA (del latín anima) en uno de sus significados se refiere a persona, individuo, habitante. En cambio ESPÍRITU (del latín Spiritus) en uno de sus significados se refiere a principio generador, virtud que alienta al cuerpo para obrar.

Cuando hablamos de alma, nos referimos a aquella parte de nosotros que nos hace ser concientes de nuestra realidad, a aquello que nos hace individuos, diferentes y distintos de otros, a aquello que nos hace estar concientes de sí.

Si hablamos de espíritu, estamos hablando de aquello que nos hace estar vivos, el hálito de vida (el RUAJ hebreo).

Por supuesto que en una persona viva, aquello que denominamos conciencia (alma) y aquello que denominamos vida (espíritu), permiten que el cuerpo funcione.

Si tuviéramos la oportunidad de ver un cuerpo muerto, comprenderíamos que ni el alma ni el espíritu están allí, pero sí el cuerpo y que éste por sí mismo, no hace nada. Sólo cuando está la conciencia (alma) y la vida (espíritu) en ese cuerpo, éste funciona.

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