Lo más complejo de nuestros decires, de nuestras palabras, es que la mayoría de las veces cuando comunicamos algo, no nos limitamos sólo a comunicar tal o cual cosa, sino que, primero, le "agregamos" la carga emocional que el hecho en sí nos produjo y, segundo, al comunicar de esa manera, fijamos la realidad de acuerdo a aquello que hemos comunicado.... es como si con nuestra palabras configuráramos la realidad que vivimos.
Con nuestras palabras, entonces, subjetivamos la realidad que vivimos. Y es nuestra subjetividad lo que nos permite darle "sabor" a nuestra realidad y es bueno que sea así pues es este sabor o sinsabor lo que nos permite seguir avanzando o retrocediendo en los diversos aspectos de nuestra vida.
Sin embargo, cuando asumimos que esta "personal percepción" de la vida ES la realidad, FIJAMOS la realidad de acuerdo a estos parámetros personales y subjetivos y esto es el error.
Pareciera entonces, que es mejor guardar control sobre nuestras palabras de forma tal que nos permita ser DUEÑO DE NUESTROS SILENCIOS....
En caso contrario, seguiremos fjando la realidad que vivimos con nuestras palabras y seremos por ello, ESCLAVO DE NUESTRAS PALABRAS....
Con nuestras palabras, entonces, subjetivamos la realidad que vivimos. Y es nuestra subjetividad lo que nos permite darle "sabor" a nuestra realidad y es bueno que sea así pues es este sabor o sinsabor lo que nos permite seguir avanzando o retrocediendo en los diversos aspectos de nuestra vida.
Sin embargo, cuando asumimos que esta "personal percepción" de la vida ES la realidad, FIJAMOS la realidad de acuerdo a estos parámetros personales y subjetivos y esto es el error.
Pareciera entonces, que es mejor guardar control sobre nuestras palabras de forma tal que nos permita ser DUEÑO DE NUESTROS SILENCIOS....
En caso contrario, seguiremos fjando la realidad que vivimos con nuestras palabras y seremos por ello, ESCLAVO DE NUESTRAS PALABRAS....
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