El gran riesgo que tenemos cuando nos movemos en esta realidad dual es que por pereza mental o emocional, o por falta de voluntad o simplemente porque buscamos clasificar para tener seguridad, tendemos a colocar todo y a todo, bajo conceptos fijos y permanentes tales como "bueno" o "malo".
Esto, como decimos, es un riesgo, porque hacer así las cosas nos fija en la realidad de un determinado tiempo o circunstancia para siempre, o al menos, por un largo período impidiéndonos permitir el cambio y permitirnos pensar y sentir de modo diferente, es decir, nos negamos a la METANOIA propia y del otro que es lo más esencial de nuestro ser humano.
Yoshua Emmanuel ya nos advertía de esto al decirnos que no estamos llamados a juzgar ni a condenar (Lucas 6, 37) y que era necesario perdonar y actuar con misericordia porque esa misma medida que aplicáramos, se nos aplicaría a nosotros (Lucas 6,38)
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