martes, 18 de marzo de 2008

S.O.S.


- Maestro, llevo años en el monasterio y aún no me he iluminado, dijo el discípulo... dime, qué debo hacer para lograrlo...

El Maestro lo mira y le dice...

- debes hacer exactamente lo mismo que haces todas las mañanas para despertar...

El discípulo se retiro a meditar la instrucción de su Maestro y al cabo de unos días, regreso con su respuesta...

- Maestro, lo que hago cada mañana al despertar, es simplemente abrir los ojos...

- Así es, le dijo el Maestro...

- Entonces si es tan simple lo que se debe hacer, para que tantos años estudiando, meditando y practicando artes marciales, arco, origami...

- Exactamente para eso, para que tengas los ojos bien abiertos y estés despierto, le dijo el Maestro...


Hace años atrás, cuando leí por primera vez esta historia me causó mucha gracia, lo consideré un buen chiste... con los años vividos me dí cuenta que de chiste no tenía nada y que aquí había una clave para entender el cómo debemos vivir, comprender que debemos crecer y apagar el "piloto automático" y que ya es hora de hacernos responsables de nosotros mismos, pero sobre todo, que debemos dejar de culpar a los otros por lo que nos pasa o nos deja de pasar...

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