martes, 6 de julio de 2010

BIEN / MAL


Cuando declaramos que esto es bueno o aquello es malo, que aquél hizo bien o el otro hizo mal, que acá es bueno o allá es malo, no sólo adjetivamos sino que calificamos y cuando lo hacemos entramos profundamente en el aspecto dual de nuestra existencia.

Erigirnos como jueces para decidir lo que es bueno o lo que es malo, hace que nos pongamos en una situación de supremacía, situación a partir de la cual juzgamos los actos nuestros y los de los demás.

Este ejercicio, bastante común en nuestra sociedad, es un error pues hace que asumamos que este ser Jueces es una realidad y que nosotros efectivamente podemos decidir si los actos de los demás son buenos o malos. Pero quienes somos nosotros para decidir si tal o cual cosa es buena o mala...? desde donde podemos hacer tales afirmaciones...?, desde qué perspectiva...?, comparándolo con qué o quién...?

Claro que podemos hacer estas afirmaciones, pero en términos estrictamente personales y claramente cuando nos referimos a situaciones que a nosotros, nos hacen mal o nos hacen bien, pero definitivamente no podemos hacer estas afirmaciones para otros. Lo que a nosotros nos puede parecer bueno, no necesariamente lo será para otros, o al contrario, lo que nos parece malo no lo será para los demás.

Cuando nos erigimos como Jueces, cometemos una falta mayor pues asumimos con esto que nosotros poseemos la verdad y los demás no, y lo que es peor, asumimos tácitamente que los demás están equivocados.

En esto debemos actuar como nos lo decía Yoshua Emmanuel:

Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo.
Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores;
Así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque Él hace salir su sol
sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos.
Si ustedes aman solamente a quienes los aman,
¿qué recompensa merecen?, ¿No hacen lo mismo los publicanos?
Y si saludan solamente a sus hermanos,
¿qué hacen de extraordinario?, ¿No hacen lo mismo los paganos?
Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.
(Mateo 5, 43-48)

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