TESOROS....

La vida nos regala constantemente con oportunidades de descubrirnos, de cuestionarnos en nuestras creencias, en nuestros paradigmas (sobre lo que hemos construído nuestro ser); de conocer aquello que nos limita, aquello que no nos deja ser plenos. Dependerá de nosotros transformar estas oportunidades en fuente de experiencia.

Los sucesos por sí mismos nos regalan posibilidades de aprendizajes, pero no todos estos arendizajes que realizamos nos permiten crecer en humanidad, en caridad. La mayoría de las veces, lo que aprendemos nos hace más temerosos, más egoístas, más inseguros. Pocas veces logramos aprendizajes que nos permiten ensanchar nuestras capacidad de amar, de comprender, de ser solidarios.

Estos aprendizajes que amplían nuestras capacidades de "humanidad", que amplían nuestra capacidad de expresarnos como SERES HUMANOS, son los que debiéramos comprender como EXPERIENCIAS DE HUMANIDAD. A las otras, debieramos denominarlas aprendizajes del miedo y parte del camino de autoconocimiento que debemos realizar.

Las "experiencias de humanidad", son aquellas que nos permiten un mejor conocimiento de nuestro "ser humano", del desarrollo de nuestro proceso humano-espiritual. Este tipo de experiencia es la que nos enriquece - en verdad son nuestros TESOROS -, la que nos permite crecer en conciencia, en mejor comprender el AMOR, la que nos permite acercarnos al Ser Crístico que cada uno de nosotros lleva en sí mismo.

Recordemos lo que nos indicaba Yoshua Emmanuel:

No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen,
y donde ladrones minan y hurtan;
sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen,
y donde ladrones no minan ni hurtan.
Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
(Mateo 6, 19-21)