Muchos hablan de la ILUMINACIÓN (o "satori" o "despertar" o "nacer de nuevo") y de lo extraordinario que es para nuestras vidas y sin dudas lo es, pero al hablarlo de esa manera pareciera algo inalcansable para todos. Sin embargo, a nuestro entender es un acto natural, al que todos estamos llamados y que claramente a todos nos hará muy bien, pero requiere de una cierta actitud personal y que esta actitud permanezca en el tiempo.
Nos referimos al hecho de estar presentes en cada acto de nuestra vida. Pero cómo es eso de estar presentes...??
obviamente cuando estamos realizando algo estamos de "cuerpo" presente, pero es evidente que no estamos "plenamente" presentes en cada acto que realizamos; las más de las veces nuestros pensamientos están en cualquier parte cuando realizamos esto o aquello.
El hecho de que nuestra mente esté dispersa en pensamientos diversos y que sólo una fracción de nuestra atención esté ocupada de lo que hacemos fisicamente, es lo que NO permite que estemos "plenamente" presentes en nuestras actividades cotidianas.
Si esta actitud de dipersión mental fuera de vez en cuando, quizás el tema no sería importante. La realidad es que gran parte de nuestro tiempo, nuestra dispersión mental es total. Es lo que llamamos andar con el "piloto automático". Esta dispersión mental afecta TODA nuestra actividad humano-espiritual, pues no nos permite estar - con todos nuestros sentidos - en las acciones que realizamos.
La iluminación es un acto de plenitud al que vamos accediendo lenta y sostenidamente. No es un acto único ni definitivo, sino que son innumerables momentos de plenitud que se van sucediendo uno tras otro, en la medida de que vamos apagando el piloto automático y tomando las riendas de nuestra existencia. La iluminación se va manifestando, entonces, plena y totalmente.
La iluminación no es un hecho único, como tampoco es un hecho igual para unos y otros. Cada ser humano va accediendo a SU estado de conciencia cada vez más pleno, en la medida que apaga su piloto automático y se permite ser responsable de su propia vida, sin miedos, sin culpas, sin odios ni rencores, sólo como un ser agradecido de cada minuto de existencia en este camino humano-espiritual.
Sólo acercándose a este estado conciente-vital, podremos comprender nuestra propia vida e historia y obtener de ella toda la esencia de la sabiduría de cada experiencia vivida, que es, finalmente, a lo que TODOS hemos venido, es decir, a aprender a vivir en el AMOR conciente.
Nos referimos al hecho de estar presentes en cada acto de nuestra vida. Pero cómo es eso de estar presentes...??
obviamente cuando estamos realizando algo estamos de "cuerpo" presente, pero es evidente que no estamos "plenamente" presentes en cada acto que realizamos; las más de las veces nuestros pensamientos están en cualquier parte cuando realizamos esto o aquello.
El hecho de que nuestra mente esté dispersa en pensamientos diversos y que sólo una fracción de nuestra atención esté ocupada de lo que hacemos fisicamente, es lo que NO permite que estemos "plenamente" presentes en nuestras actividades cotidianas.
Si esta actitud de dipersión mental fuera de vez en cuando, quizás el tema no sería importante. La realidad es que gran parte de nuestro tiempo, nuestra dispersión mental es total. Es lo que llamamos andar con el "piloto automático". Esta dispersión mental afecta TODA nuestra actividad humano-espiritual, pues no nos permite estar - con todos nuestros sentidos - en las acciones que realizamos.
La iluminación es un acto de plenitud al que vamos accediendo lenta y sostenidamente. No es un acto único ni definitivo, sino que son innumerables momentos de plenitud que se van sucediendo uno tras otro, en la medida de que vamos apagando el piloto automático y tomando las riendas de nuestra existencia. La iluminación se va manifestando, entonces, plena y totalmente.
La iluminación no es un hecho único, como tampoco es un hecho igual para unos y otros. Cada ser humano va accediendo a SU estado de conciencia cada vez más pleno, en la medida que apaga su piloto automático y se permite ser responsable de su propia vida, sin miedos, sin culpas, sin odios ni rencores, sólo como un ser agradecido de cada minuto de existencia en este camino humano-espiritual.
Sólo acercándose a este estado conciente-vital, podremos comprender nuestra propia vida e historia y obtener de ella toda la esencia de la sabiduría de cada experiencia vivida, que es, finalmente, a lo que TODOS hemos venido, es decir, a aprender a vivir en el AMOR conciente.
Vivir en este AMOR conciente es lo que, finalmente, nos hace humanos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario