Construímos nuestro espacio vital, nuestra realidad, por el hacer del día a día y por nuestro decir. Por supuesto que en esta construcción influyen TODAS las acciones que tomamos, incluso las más nimias y TODO lo que somos capaces de articular como pensamientos e ideas y que somos capaces de transmitir y/o comunicar. Tanto nuestro decir como nuestro hacer permiten nuestra manifestación, mueven los decires y haceres de los demás y vice versa. Pero ambas, hacer y decir, son la expresión de nuestro sentir y muchas veces, de nuestra emocionalidad.
Si a nuestro hacer y decir los anima el miedo, pues estamos construyendo un espacio basado en el miedo, si los anima el enojo, pues nuestro espacio será de enojo y así sucesivamente.
Construir nuestra realidad de forma inconciente, no sólo puede y nos producirá daño personal sino que también a nivel comunitario.
Yoshua Emmanuel ya nos advertía sobre este construir indicándonos que era ser prudente el construir sobre roca y no sobre arena (Mateo 7, 24-27) entendiendo que construir sobre roca era quien era capáz de oir y hacer según sus palabras.
Arena o roca.....
Qué decides...??
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