
Hoy descubrí que es posible tomarse un café, caminar por allí, mirar las vidrieras, conversar sin tiempo y sin apuros, tomar el fresco de la mañana y no tener esa sensación culposa de pérdida de tiempo, de estar ocioso como si fuera el gran pecado.
Es bueno y necesario tener tiempo para el ocio, para cultivar la amistad, para alcanzar a gozar la libertad de ser humano y poder darle rienda suelta a la creatividad.
Estamos tan encadenados a la mentira social que me sorprendo muchas veces de esta sensación de culpabilidad, de ser un irresponsable, por simplemente conversar de la vida en un café.
Creemos que en nuestra vida "responsable" debemos resolver cosas, arreglar otras, decidir que haremos mañana, proyectar nuestras finanzas, negocios, ser precavidos, etc..
Acaso somos tan poderosos que podemos decidir siquiera si creceremos
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