Estar plenamente presentes en nuestra vida, implica tener toda nuestra atención, todos nuestros sentidos, todo nuestro ser, volcados en la acción que estamos ejecutando.
Claramente por nuestro sistema de vida actual, por nuestro tipo de educación, por nuestros paradigmas, nos cuesta entender que esto sea posible. Nuestra sociedad nos induce a ser personas que nos cuesta vivir en el silencio, lo evitamos, nos intranquiliza. Tampoco somos capaces de hacer silencio. Tendemos a hacer cosas, muchas, al mismo tiempo (o al menos creemos que las estamos haciendo). Y junto con ello, estamos con la TV encendida o escuchando música, y conectados a Internet, chateando y también hablando por teléfono.
Como sociedad, el avance tecnológico nos da más y más juguetes para nuestro entretenimiento y para mejorar nuestra "comunicación". Teóricamente nuestra calidad de vida ha mejorado. Sin embargo, paradojicamente, la tasa de stress, de depresión, de suicidios, de relaciones disfuncionales, han aumentado.
Cuenta una antigua historia zen, que en un pueblo hubo quien se iluminó y que todos acudieron donde él para acceder a su sabiduria y al preguntarle sus primeras palabras al momento de iluminarse, dijo:
Claramente por nuestro sistema de vida actual, por nuestro tipo de educación, por nuestros paradigmas, nos cuesta entender que esto sea posible. Nuestra sociedad nos induce a ser personas que nos cuesta vivir en el silencio, lo evitamos, nos intranquiliza. Tampoco somos capaces de hacer silencio. Tendemos a hacer cosas, muchas, al mismo tiempo (o al menos creemos que las estamos haciendo). Y junto con ello, estamos con la TV encendida o escuchando música, y conectados a Internet, chateando y también hablando por teléfono.
Como sociedad, el avance tecnológico nos da más y más juguetes para nuestro entretenimiento y para mejorar nuestra "comunicación". Teóricamente nuestra calidad de vida ha mejorado. Sin embargo, paradojicamente, la tasa de stress, de depresión, de suicidios, de relaciones disfuncionales, han aumentado.
Cuenta una antigua historia zen, que en un pueblo hubo quien se iluminó y que todos acudieron donde él para acceder a su sabiduria y al preguntarle sus primeras palabras al momento de iluminarse, dijo:
"...cuando como arroz, como arroz;
cuando corto leña, corto leña;
cuando tomo té, tomo té..."
cuando corto leña, corto leña;
cuando tomo té, tomo té..."
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