miércoles, 6 de enero de 2010

NO TEMAS....


Conversando con amigos, nos hemos dado cuenta que desde finales del año 2008 han estado sucediendose situaciones que nos dan la sensación de que el tiempo se ha acelerado. Es como si no hubiésemos vivido doce meses en cada año, sino que menos... es la sensación de que el año duró ocho o nueve meses y no doce como indica el calendario.

En principio pensé que sólo era una sensación mía, pero al compartir con otros esta sensación, me dí cuenta que a varios le pasaba más o menos lo mismo.

Es como si los hechos, los sucesos se precipitaran... y claro, sus consecuencias se palpan de forma más inmediata.

Leyendo en la red, me dí cuenta que muchos más - que escriben y colaboran en esta tarea de hacer conciencia - han tenido la misma sensación de aceleramiento del tiempo.

Por ahí, uno expresaba algo así como que este tiempo es parecido a "...una espiral acelerativa similar a la que hace una canica cuando la pones en un lavabo: las últimas vueltas son mucho más rápidas... hasta que se cuela por el desagüe y aparece en otra realidad..."

Otro comentaba que la sensación de año más corto, probablemente se debía: "...a que cada día pasábamos más tiempo en otro plano de existencia y de allí que la sensación de estar en este plano terrestre era menor..."

Como sea y cual fuese la verdad, la sensación humana de algunos es de que el año fue más corto.

Este es un buen motivo para acelerar nuestros procesos de conciencia y acuparnos de trabajar más en nosotros mismos, en no dejarnos estar, en no paralizarnos ante los hechos de la vida,- por muy dolorosos que estos sean -, debemos aprender a adecuarnos a cada realidad, debemos ser más flexibles y confiar en la Providencia Divina de que no corremos riesgo, de que no hay peligro, de que debemos alejar el miedo.

Recordemos lo que decía Yoshua Emmanuel:

"Después dijo a sus discípulos: "Por eso les digo: No se inquieten por la vida,
pensando qué van a comer, ni por el cuerpo, pensando con qué se van a vestir.
Porque la vida vale más que la comida, y el cuerpo más que el vestido.
Fíjense en los cuervos: no siembran ni cosechan, no tienen despensa ni granero,
y Dios los alimenta. ¡Cuánto más valen ustedes que los pájaros!
¿Y quién de ustedes, por mucho que se inquiete, puede añadir un instante al tiempo de su vida?
Si aun las cosas más pequeñas superan sus fuerzas, ¿por qué se inquietan por las otras?
Fíjense en los lirios: no hilan ni tejen; sin embargo, les aseguro que ni Salomón,
en el esplendor de su gloria, se vistió como uno de ellos.
Si Dios viste así a la hierba, que hoy está en el campo y mañana es echada al fuego,
¡cuánto más hará por ustedes, hombres de poca fe!
Tampoco tienen que preocuparse por lo que van a comer o beber; no se inquieten,
porque son los paganos de este mundo los que van detrás de esas cosas.
El Padre sabe que ustedes las necesitan.
Busquen más bien su Reino, y lo demás se les dará por añadidura.
No temas, pequeño Rebaño, porque el Padre de ustedes ha querido darles el Reino."
(Lucas 12, 22-32)

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