martes, 29 de septiembre de 2009

REDESCUBRIR NUESTRAS POTENCIALIDADES


Con nuestras palabras construímos nuestra realidad.

Si decimos que "no podemos" algo, ya determinamos que no importa cuanto esfuerzo realicemos para lograrlo, finalmente descubriremos que lo que inicialmente dijimos, es una realidad: "no podemos".

Si aceptamos que efectivamente con nuestras palabras determinamos o al menos influímos en nuestro quehacer y en el de los demás, entonces comprendemos que con nuestras palabras "representamos subjetivamente" lo que se nos presenta como realidad.

Una persona pesimista, conformará con sus palabras su realidad de acuerdo a la forma de representarse "su" realidad. Y siendo objetivamente la misma realidad, una persona optimista, se representará un mundo muy diferente al del pesimista, a pesar de vivir las mismas situaciones.

El clásico ejemplo de los hermanos mellizos. Uno de ellos un gran fumador. A éste le preguntaron cual era la causa de que fumara tanto, a lo que respondió: es que mi padre era un gran fumador. Respiré humo desde que naci.

Al otro hermano, que no fumaba, le preguntaron cuál era la razón de que no fumara. A lo cual contestó: mi padre era un gran fumador. Respiré humo desde que nací.

Nuestras palabras representan una forma de comunicar y de comunicarnos lo que percibimos como realidad. Si a esto le agregamos las emociones que nos produce esta interrelación con la realidad, el cómo nos afecta o impacta la realidad, entonces en nuestras palabras irá representado este impacto y nuestra comunicación irá teñida por nuestras emociones.

Lo complejo de esto, que quizás nos parezca evidente, es que con nuestras palabras sólo representamos lo que somos capaces de percibir de LA realidad y no a la realidad misma y por lo tanto esta representación no es objetiva como tampoco es neutra y por lo tanto no es absoluta.

Esto es importante pues si comprendemos que lo que vemos y decimos no es absoluto, entonces es posible tener varias y diversas miradas a la misma realidad y todas son válidas.

Considerando todo esto, quizás sea conveniente revisar nuestros decires y miradas sobre nuestra propia vida y verificar si hemos tenido las palabras adecuadas que permitan el desarrollo de nuestras capacidades, potencialidades, habilidades o si, por el contrario, nos hemos encarcelado, mutilado, o destruído en nuestros potenciales.

Y en esto no importa la edad, siempre estamos a tiempo de cambiar a modos en que nos potenciemos positivamente....

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