lunes, 27 de julio de 2009

OVEJAS O LOBOS...?


Vivir sin generarse expectativas y sin emitir juicios sobre los demás es una de las tareas más difíciles y complejas que tenemos por delante, particularmente porque hemos sido educados en el sentido de "esperar algo a cambio". Es decir, hemos sido educados para estar dispuestos a hacer "algo" por otro, en el entendido de que obtendremos "algo" a cambio.

En casi todas las religiones se nos ofrece un premio - la vida eterna, el shambala, el paraíso, etc... - como recompensa por hacer "algo", o por comportarnos de determinada manera o por creer tal o cual decálogo de costumbres o ritos.

Lo complejo de esta situación es que aquello que las estructuras sociales nos presentan como correcto o como verdadero o como digno de "creerse", habitualmente está sustentado en una estructura de "trueque".

En este sentido si doy mucho, DEBO recibir mucho. Es la norma que nos han inculcado.

Bajo esta estructura de pensamiento, es lógico pensar que si tengo mucho poder o mucho dinero, o mucho "algo", es porque en alguna parte, en algún momento, he hecho lo necesario y lo adecuado y entonces me merezco tener lo que tengo. Al contrario, quien no tiene, es porque no ha hecho lo necesario, ni lo adecuado y por lo tanto no se lo merece.

Entonces si yo tengo y soy un hombre "bueno", puedo acudir en "ayuda" del que no tiene.
Obviamente esto se hace como gesto de "bondad" y de "desprendimiento "y por supuesto, en el entendido que será considerado en nuestro favor y recompensado.

Cuando Yoshua Emmanuel vino a este mundo, vino donde los más pequeños, donde los más pobres, vino a todo aquél que actuaba sin esperar ninguna recompensa, pero que actuaba en concordancia y armonía con el Universo.

A todos ellos el Arcángel, al anunciarles la llegada del EMMANUEL al mundo, les llamó Hombres de Buena Voluntad, porque ellos vivían simplemente, confiadamente, pacíficamente... ellos vivían como ovejas y no como lobos.

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